Nosotras las mujeres también podemos ser muy gritonas y violentas. Ya que la mayoría hoy vivemos bajo el estrés que se provoca en la vida diaria (el trabajo, la casa, los hijos, la pareja, la TPM …) y a veces, por nuestro carácter fuerte, es muy fácil poder volvernos desagradables, causando infelicidad a los de nuestro entorno, haciéndoles temerosos de nuestra presencia… ¡Hasta el punto de que prefieran huir de nosotras antes que soportar nuestro mal humor, nuestra manera agresiva de ser y eso puede pasar sin mismo darnos cuenta, se torna algo natural.
Muchas veces, nuestra casa se convierte en un “campo de batalla”.Gritamos por cosas tan insignificantes como juguetes desordenados, ropa fuera de su lugar o porque el niño se manchó la camisa minutos antes de salir al colegio… y si el padre sale en su defensa, provoca más gritos y ofensas, eso es solo un exemplo, pero puede ser por otras miles de cosas mas y com cualquiera.
- Para agredir se necesita un agredido. No agredas con gritos a los que amas.
- Recuerda que tanto el adulto como el niño merecen tu respeto. Siempre hay que respetar los límites.
- Acepta que no siempre tienes la razón.
- Debes aprender a sacar y canalizar el enojo sin ofender ni lastimar a nadie.
- No olvides las palabras mágicas: te amo, por favor, gracias, necesito tu ayuda.
- Debes aprender a reconocer cuándo estás a punto de perder el control: cuenta hasta diez, respira profundo y deja los reclamos para cuando estés en calma.
- Trata a los demás como te gusta ser tratada. No esperes un “te amo” a cambio de tus gritos y tus actos violentos.
- Recuerda que un abrazo y una sonrisa tienen más poder que un grito.
- Promueve una sana comunicación en tu entorno.
Recuerden Mujeres:
Gritar más que el otro no nos hace más fuertes o más poderosas que los demás. Recordemos, siempre, que la violencia engendra violencia y que eso es justo lo que queremos evitar a nuestros seres amados, si les hacemos víctimas de nuestra falta de control, eso debe ser remediado a toda costa, debemos pedir ayuda...
¡No seamos nosotras quienes provocamos esa violencia!